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EN ALGÚN MOMENTO ... TENDRÁS QUE SALTAR AL VACÍO DE LA SEPULTURA, José (Administrador)



2ª Timoteo 2: 11

Palabra fiel es esta: Si somos muertos con Él…

Colosenses 2: 12

sepultados con Él…

Efesios 2: 5-6

... juntamente con Él nos resucitó… con Cristo Jesús.


Unos pocos amigos míos están en trance de cruzar el Jordán; es decir, a punto de participar de las experiencias espirituales de muerte, sepultura y resurrección, con Cristo. A ellos, y a cuantos se asoman a la ribera del Jordán, quiero recordarles que no hay otra vía de acceso al poder de la vida en resurrección, sino la tumba espiritual tras la participación en sus padecimientos; una tumba solitaria, cerrada, asfixiante, oscura, opresora y vacía…, algo muy parecido a la nada, al vacío.

En algún momento, siguiendo la jerga del desasimiento de Teresa de Ávila o Teresa de Jesús, deberás desasirte de a cuantas ramas te agarras y saltar al abismal vacío. Deberás soltar todas las ramas materiales y/o humanas sin quedar ni una.

Desasirte especialmente de todo el bagaje “espiritual” (más bien, religioso): tu propia prudencia, tus argumentos, teorías, doctrinas, de toda preconcepción y demás ídolos del corazón.

Deberás dejar ir todos tus sueños y ambiciones ministeriales y echar al Ismael que tu impaciencia engendró en el desierto, y a su soberbia y orgullosa madre, la carne; esa que no te permite dejar de contender, de buscar la vanagloria y de dejar de ser el centro de tu vida, y entonces poder callar y obedecer.

Simplemente, deberás doblar tu cabeza y mirar hacia ese hoyo abierto en la tierra, que te está llamando y jalando, ansioso por sumirte en su gélido abrazo mortuorio. Ese es tu veredicto: pena de muerte.

Decía Teresa que todas esas cosas en las que nos apoyamos para no tener que ir al cadalso, no son sino “palitos de romero”, comparados con la “bendita inseguridad” de la dependencia absoluta en el Padre.



En algún momento el río del Señor te arrastrará y dejarás de hacer pie perdiendo todo control sobre las circunstancias de tu vida (Ezequiel 47: 4)



En algún momento tu gusano deberá entrar a su crisálida, donde morirá como tal para renacer como una nueva criatura, como bella mariposa que ya no se arrastra sino que vuela (véase UNGIDO PARA LA SEPULTURA: DE ORUGA A MARIPOSA).



En algún momento el grano de trigo deberá caer a tierra, ser sepultado y morir, para poder brotar y producir nueva espiga con muchos granos nuevos (Juan 12: 24).



En algún momento el paracaidista deberá pasar de la fase teórica de instrucción y poner en práctica lo aprendido, subiendo al avión y saltando al vacío.



En algún momento deberemos soltar el volante (guía) del automóvil de nuestra vida —en el que sentamos a Cristo a nuestro lado dándole sólo el lugar de copiloto—, descender del auto y permitir que Cristo tome el volante y nosotros seamos simplemente copilotos (Véase DIEZ MONEDAS Y UNA CAMISA, una perspectiva correcta del cristianismo (¿CRISTIANISMO O HUMANISMO, DIOS O EL HOMBRE?).



En algún momento el potro indómito tendrá que dejar de resistirse y brincar, tratando desalojar al "Jinete" que intenta dominarlo y someterse, para permitir poder ser dirigido mansamente y no desperdiciar más su fuerza bruta (Véase EL ARNÉS DEL SEÑOR).


¡Recuerda a Job! A él le tuvo que ser arrancado todo cuanto poseía para que se diera cuenta de que sólo conocía al Señor de oídas (Job 42: 5). Sí, después de perder hacienda, familia y amigos; sólo después de que todos cesaron de argumentar y se callaron, especialmente él y sus “seguras” opiniones “espirituales”; sólo entonces, Dios habló

¡Recuerda al hijo pródigo! Sólo después de descender a lo más bajo, deseando que se le dieran las algarrobas de los cerdos; sólo entonces, “volvió en sí” recobrando el tino (Lucas 15: 17)…

¡Recuerda a Pablo!

Filipenses 3: 8

Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo,

¡Recuerda, sobre todo, al Joven Rico! Él no eligió ir tras el que amaba su alma y se fue triste porque, todavía, amaba más sus posesiones… (Marcos 10: 22)

Sí, mis amados hermanos y amigos, la frontera entre la religión carnal y la vida es una tumba bajo las aguas del Jordán. Tumba que separa a los religiosos de los Vencedores; a los veleidosos de los que son amén; a los que se rasgan la ropa de los que tienen rasgado el corazón; a los que le alaban con los labios de los que tienen su corazón apegado a Él; a los que tienen apariencia de piedad de los que demuestran con sus hechos la autenticidad de la suya; a los que se arrodillan para orar de los que viven arrodillados; a los cuellierguidos de los quebrantados. Decía Roy Hession, en “Camino del Calvario”, que las espigas maduras doblan su cuello, ¡no se muestran erectas más!


Espigas maduras y espigas verdes


Sí, amados, sólo discernimos claramente a Dios en medio de la nada. Cuando todo se ha ido, justo ahí, aparece Él. Sólo en el aire se puede comprobar que el "Paracaídas" funciona y se abre. ¡Es en la nada que encontramos el Todo!

¿Cuándo será ese momento?”, me preguntas.

Si le has pedido a Él que lo haga, cuando el río te arrastre y no puedas hacer pie, hasta llegar a fundirte con la inmensidad de Su mar…, llegarás a ¡LA UNIÓN DE LAS VOLUNTADES! ¡LA VIDA ABUNDANTE! ¡LA CUMBRE DE LA ESPIRITUALIDAD!


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EN ALGÚN MOMENTO..., José


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