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ALGUNAS PERLAS DE C.H. MACKINTOSH




Abraham y Lot.
Heb. 12:25  Mirad que no desechéis al que habla. Porque si no escaparon aquellos que desecharon al que hablaba en la tierra, mucho menos escaparemos nosotros, si desecháramos al que habla desde los cielos. 
Heb. 12:26  La voz del cual entonces conmovió la tierra; mas ahora ha denunciado, diciendo: Aún una vez, y yo conmoveré no solamente la tierra, sino también el cielo. 
Heb. 12:27  Y lo que dice: Aún una vez, declara el quitamiento de las cosas movibles, como de cosas hechizas, para que queden las que son firmes.


El cristiano no debe esperar que el mundo le abandone para que el abandone el mundo: debe dejar las cosas de la tierra por virtud de la comunión con las cosas de arriba. Cuando se haya apoderado a Cristo mediante la fe, no es difícil dejar al mundo; más bien, en tal caso, será difícil permanecer adherido al mundo.
Lot estaba sentado a la puerta de Sodoma, en el puesto de la autoridad, en el puesto de las personas de influencia. Había “avanzado”, se había abierto camino en el mundo, había tenido éxito a la vista humana.
Por la fe Abraham habitó en la tierra prometida como en tierra ajena, morando en cabañas (tabernáculos). No se podría decir: Por la fe estaba Lot sentado a la puerta de Sodoma.
Para Lot el mundo fue un lazo, y las cosas presentes su ruina. Él no se sostuvo como viendo al invisible. Sus ojos estaban fijos en las cosas que se ven y son temporales, mientras que los de Abraham en las que no se ven y son eternas.
Cosa amarga es querer gobernarse a sí mismo, así se cometen tan solo los errores más graves. Infinitamente más vale dejar a Dios, la elección, el cuidado de trazarnos el camino.
Es preciso que quien se mezcle con el mundo con el objeto de “engrandecerse,” se prepare para sufrir las consecuencias más desastrosas de su conducta. No nos podemos servir del mundo para promover nuestros intereses particulares y al mismo tiempo rendir testimonio eficaz contra el mismo. Dijeron de Lot: Vino este hasta aquí para habitar como un extraño, y ¿habrá de erigirse juez? Esto es imposible. No se puede ejercer influencia sobre el mundo sin mantenerse separado del mismo.
Procurar convencer al mundo de pecado, viviendo asociado con el mismo en la fomentación de sus intereses, es inútil. El mundo hace poco caso de tal testimonio. Esto es lo que vemos resultó del testimonio de Lot a sus yernos: Pareció a sus yernos como que se burlaba.
Lot deploraba evidentemente que hubiera de dejar el lugar que la mano de los ángeles le obligaban a abandonar. Cuando uno de ellos le exhortó a huir a la montaña (tipo de Cristo), respondió: No, yo os ruego, señores míos…más yo no podré escapar al monte, no sea que me alcance el mal y muera. Pidió escapar a una ciudad pequeña cercana. Procura acogerse a un pequeño trasto del mundo, un lugar de su propia elección. He aquí lo que hizo Lot, en lugar de abandonarse completamente a Dios.
El nido que se hizo en la tierra fue repentinamente destruido, y Lot no tenía fe bastante para refugiarse en el seno de Dios. No había vivido en comunión constante con el mundo invisible, y ahora el mundo visible se le escapaba con tremenda rapidez.
Ha llegado al extremo de sus recursos, y el mundo que había echado raíces profundas en su corazón, le aplasta y le fuerza a buscar refugio en una ciudad pequeña.
1Jn. 2:15  No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo; si alguno ama al mundo, la caridad del Padre no está en él. 
1Jn. 2:16  Porque todo lo que hay en el mundo que es la concupiscencia de la carne, y la concupiscencia de los ojos, y la soberbia de la vida, no es del Padre, mas es del mundo. 
1Jn. 2:17  Y el mundo pasa, y su concupiscencia; más el que hace la voluntad de Dios, permanece para siempre.

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Nuestro pobre corazón natural prefiere algo muy diferente a un estado de espera: recurre a expedientes y planes, buscando cualquier salida. Son dos cosas muy diferentes creer una promesa y esperar con paciencia su cumplimiento.
He. 6:12 Que no os hagáis perezosos, más imitadores de aquellos que por la fe y la paciencia heredan las promesas.
Con frecuencia quedamos bien sorprendidos de ver a que torpezas se acoge el creyente cuando una vez haya perdido el sentimiento de la presencia de Dios y se haya olvidado de que su fidelidad jamás falta y que él mismo basta para todo; y como el mundo, tiene recurso y toda especie de expedientes para conseguir su fin.
Pero resulta cosa amarga y de consecuencias siempre funestas sustraerse de una dependencia absoluta de Dios.
Desde el momento que quitamos la vista de ese Dios glorioso, somos capaces de entregarnos a las invenciones más viles de la incredulidad; y solamente mientras nos apoyamos con toda seriedad en el Dios vivo, solo verdadero y solo sabio, podemos renunciar a todo lo que es de la criatura humana. 

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A menudo ¡ay! somos como becerro no domado, cuando nuestra dicha consistiría en permanecer tranquilos y acallados como un niño destetado de su madre.
El becerro no domado representa al que locamente patalea debajo del yugo de las circunstancias, haciendo su yugo tanto más penoso cuanto se esfuerza para echárselo de encima. El niño destetado es el símbolo del que se somete humildemente a cada disposición del Señor, y hace su suerte tanto más agradable cuanto se somete del todo al Señor.

Nota: Mat. 11:29-30  Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.


Agar y su hijo son tipos de la alianza o pacto de las obras y de todos los que por ella, han nacido en servidumbre. 

Gál. 4:22-25  Porque escrito está que Abraham tuvo dos hijos; uno de la sierva, el otro de la libre. Mas el de la sierva nació según la carne; pero el de la libre nació por la promesa. Las cuales cosas son dichas por alegoría, porque estas mujeres son los dos pactos; el uno ciertamente del monte Sinaí, el cual engendró para servidumbre, que es Agar. Porque Agar o Sinaí es un monte de Arabia, el cual corresponde a la que ahora es Jerusalén, la cual junto con sus hijos está en esclavitud.


La una engendró para servidumbre presentando la cuestión de la capacidad del hombre de hacer y no hacer, e hizo depender la vida del todo de esta capacidad: el hombre que hiciere estas cosas vivirá por ellas. Este es el pacto de Agar. Pero el pacto de Sara pone de relieve a Dios como el Dios de la promesa, promesa del todo independiente del hombre, y fundada en la buena voluntad y en el poder de Dios para su cumplimiento.
NINGÚN ESFUERZO DE LA NATURALEZA SE REQUIERE PARA EL CUMPLIMIENTO DE LAS PROMESAS DE DIOS.
Uno de los rasgos característicos de la fe, es que deja siempre el campo libre a Dios para manifestarse a sí mismo. Y ciertamente, al manifestarse Dios, conviene al hombre ocupar el lugar de dichoso adorador.
ES PRECISO QUE CRISTO SEA SALVADOR COMPLETO, SI NO, NO LO ES DE NINGÚN MODO.
Porque si la salud depende de lo que nosotros hagamos, estamos perdidos sin remedio.
EL GRAN PRINCIPIO FUNDAMENTAL DEL EVANGELIO ES QUE DIOS ES TODO Y EL HOMBRE NADA: NO ES UNA MEZCLA DE DIOS Y EL HOMBRE, SINO TODO ES DE DIOS. LA PAZ QUE OFRECE EL EVANGELIO NO DESCANSA EN PARTE EN LA OBRA DE CRISTO Y EN PARTE EN LA OBRA DEL HOMBRE, SINO ENTERA Y ÚNICAMENTE EN LA OBRA DE CRISTO, PORQUE ESTA OBRA ES PERFECTA, HACIENDO PERFECTOS, COMO ELLA MISMA, A TODOS LOS QUE EN ELLA CONFÍAN.

Gál. 5:4  Vacíos sois del Cristo los que por la ley os justificáis; de la gracia habéis caído. 

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Rom. 8:17  Y si hijos, también herederos; ciertamente de Dios, y coherederos con el Cristo; si empero padecemos juntamente con él , para que juntamente con él seamos glorificados.
El camino que conduce al Reino pasa por el sufrimiento, por la aflicción y la tribulación, pero gracias a Dios, por la fe podemos decir: 
Rom. 8:18  Porque tengo por cierto que lo que en este tiempo se padece, no es de comparar con la gloria venidera que en nosotros ha de ser manifestada. 
Y  otra vez: 2 Co. 4:17  Porque nuestra tribulación, que al presente es momentáneo y leve, nos obra en sobremanera un alto y eterno peso de gloria; 
2 Co. 4:18  no mirando nosotros a lo que se ve, sino a lo que no se ve; porque lo que se ve, temporal es; mas lo que no se ve, eterno. 
Y finalmente: Rom. 5:3  Y no sólo esto , más aún nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; 
Rom. 5:4  y la paciencia, experiencia; y la experiencia, esperanza.
Es gran honra y privilegio real para nosotros el que nos sea dado de poder beber en la copa de nuestro bendito Maestro, y de poder ser bautizados de su bautismo, de recorrer, en dichosa comunión con él, el camino que conduce directamente a nuestra herencia gloriosa. El Heredero y el coheredero llegan ambos a esta senda por la senda del padecimiento.
Cuanto más nos asemejemos a él, tanto más sufriremos con él, y cuanto más profunda sea nuestra comunión con él en los sufrimientos, tanto más lo será nuestra comunión con él en la gloria.
CUANDO EL CRISTIANO TENGA ÉXITO EN EL MUNDO, HAY TODA RAZÓN POR TEMER QUE NO VIVE EN COMUNIÓN CON CRISTO.
Seremos despreciados por el mundo si andamos con Cristo. Nuestra asociación con Cristo nos abre el cielo y nos echa fuera del mundo; así es que, si hacemos profesión de ser del cielo, sin que el mundo nos deseche, hay en ello prueba de que debe haber algo falso en nuestro caso.
El que anda según el Espíritu será lleno de Cristo, y siendo lleno de él, se ocupará, no de los sufrimientos, sino de aquel por el cual sufre. Si descansa la vista en Cristo, los sufrimientos no serán nada en comparación con el gozo presente y la gloria porvenir.
Acordémonos siempre que sufrir con Cristo no equivale al yugo de un esclavo, sino es un privilegio y una devoción voluntaria, un favor concedido por la GRACIA
Flp. 1:29  porque a vosotros es concedido acerca de Cristo, no sólo que creáis en él, sino también que padezcáis por él,

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Gén. 17:1 Yo soy el Dios todo poderoso; anda delante de mí, y sé perfecto.
“Anda delante de mí”. El verdadero poder consiste en andar delante de la faz del Dios todo poderoso; y para ello es preciso que el corazón no esté ocupado de otro objeto que de Dios mismo.
La única manera de elevarse sobre el mundo es andar por la fe, porque la fe llena la escena tan completamente de Dios, que no queda lugar para el mundo.
No basta que dependamos de Dios de palabra, mientras que nuestros corazones están descansando en algún recurso de la criatura. Dios sacará todo a luz, probará el corazón y pondrá la fe en el horno. "Anda delante de mí y se perfecto". Tal es el camino que conduce al término o meta verdadera. Cuando mediante la gracia, el alma cesa de confiar en la criatura (en sí misma), entonces y sólo entonces, se halla en condiciones debidas para que Dios obre; y cuando Dios obra, todo marcha bien. El no deja nada sin acabar: ordena perfectamente todo lo que concierne a los que ponen en Él su confianza.
Dios dijo a Abraham: Entrégame todo, y yo proveeré por todo, más allá de tus deseos ambiciosos y de tus más queridas esperanzas: La simiente, la herencia, y todo cuánto de ello depende, todo estará perfecta y eternamente arreglado según el pacto del Dios Todopoderoso.
Si abandonamos todo lo que concierne al presente y a nuestro futuro, en las manos de Dios, permitiéndole obrar; Él podrá decir como dijo a Abraham: Yo te Haré…Yo te estableceré…Yo te daré…Yo te bendeciré.
Sal. 73:25  ¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti ? Y FUERA DE TI NADA DESEO EN LA TIERRA. 
1 Co. 15:58  Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es vano. 

ADMINISTRADOR: Agradecemos a Rafael Restrepo por enviarnos estos extractos.

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