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PRIMOGENITURA / ESAÚ Y JACOB, CONSEJOS DE LA GRACIA DE DIOS, C.H. MacKintosh




LA PRIMOGENITURA
El corazón natural no atribuye valor alguno a las cosas de Dios. No conociendo a Dios, sus promesas son para tal corazón cosa vaga, sin valor y eficacia, simplemente porque Dios no es conocido. De aquí que las cosas presentes tienen tanto peso en la estimación de la gente y que tan gran influencia ejercen en los hombres. El hombre aprecia lo que ve, porque anda por vista y no por fe. Para él lo presente es todo, lo futuro como la nada, incierto y sin significado. Tal era el concepto de Esaú. Oigamos su raciocinio insidioso: He aquí, yo me voy a morir, ¿para qué, pues, me servirá la primogenitura?
El hombre no tiene corazón para las cosas de Dios; lo presente es todo para él. Nota: O si busca a Dios, es para que le de las cosas presentes.
Cuanto más vea la incertidumbre y la vanidad de todo lo presente, tanto más aprecio y me confío al porvenir de Dios.
2Pe 3:11  Pues como sea así que todas estas cosas han de ser deshechas, ¿no conviene que vosotros seáis en santas y pías conversaciones, 
2Pe 3:12  esperando y apresurándoos para la venida del día de Dios, en el cual los cielos siendo encendidos, serán deshechos, y los elementos siendo abrasados, se fundirán? 
2Pe 3:13  Pero esperamos cielos nuevos y tierra nueva, según sus Promesas, en los cuales mora la justicia.

Esperando y apresurándoos para la venida del día de Dios. Todo otro raciocinio no es otro que el de un profano como Esaú, que por una vianda vendió su primogenitura.
Háganos juzgar el Señor todas las cosas como él las juzga, para lo cual sólo la fe nos hace capaces.
Tenemos necesidad del ministerio del Espíritu que nos revela a Cristo al alma, haciéndonos desear verle ardientemente, tal cual es, y de serle semejantes para siempre. Él solo tiene poder para librar nuestros corazones de la tierra y de todo lo que pertenece a la naturaleza, a la carne. C.H. MACKINTOSH.

Sal 73:25  ¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti ? Y fuera de ti nada deseo en la tierra.
Efe 1:17  que el Dios del Señor nuestro, Jesús, el Cristo, el Padre de gloria, os dé Espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de Él; 
Efe 1:18  alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál sea la esperanza de su llamado, y cuáles sean las riquezas de la gloria de su herencia en los santos, 
Efe 1:19  y cuál sea aquella supereminente grandeza de su potencia en nosotros los que creemos, por la operación de la potencia de su fortaleza, 
Efe 1:20  la cual obró en el Cristo, resucitándole de los muertos, y colocándole a su diestra en los lugares celestiales, 
Efe 1:21  sobre todo principado y potestad, y potencia, y señorío, y todo nombre que se nombra, no sólo en este siglo, sino aun en el venidero: 
Efe 1:22  y sujetándole todas las cosas debajo de sus pies, y poniéndolo por cabeza sobre todas las cosas a la Iglesia, 
Efe 1:23  la cual es su cuerpo, y él es la plenitud de ella: el cual llena todas las cosas en todos.



ESAU Y JACOB. LOS CONSEJOS DE LA GRACIA DE DIOS.
Rom 9:11  (porque no siendo aún nacidos, ni habiendo hecho aún ni bien ni mal, para que el propósito de Dios conforme a la elección, no por las obras sino por el que llama, permaneciese), 
Rom 9:12  le fue dicho que el mayor serviría al menor. 
Rom 9:13  Como está escrito: A Jacob amé, más a Esaú aborrecí. 
Rom 9:14  ¿Pues qué diremos? ¿Qué hay injusticia en Dios? En ninguna manera. 
Rom 9:15  Mas a Moisés dice: Tendré misericordia del que tendré misericordia, y me compadeceré del que me compadezca. 
Rom 9:16  Así que no es del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia.

La elección de la gracia desbarata todas las pretensiones del hombre y proclama el derecho soberano de Dios de obrar como quiera. El hombre no puede gozar de bienaventuranza real y verdadera hasta no haber encorvado la cabeza delante de la gracia soberana de Dios.
La gran ventaja que de esto resulta para nosotros, es que, al hallarnos en este terreno, no se trata ya de lo que merecemos, sino de lo que a Dios place darnos. El hijo pródigo puede querer, como por humildad, hacerse jornalero; pero desde el momento que se trata de mérito, no resulta digno de ocupar el puesto de jornalero, y no le queda otro recurso que contentarse con lo que el Padre buenamente le concede, a saber: con la posición más elevada, la de comunión con Él mismo.
A medida que adelantamos haciendo de día en día nuevos descubrimientos respecto a lo que somos, encontramos la necesidad de ser sostenidos mediante el fundamento inmovible de la gracia divina.
Rom 5:21  La gracia reina por la justicia para vida eterna por Jesús, el Cristo, Señor nuestro.

Necesitamos esta revelación de un Dios perfecto en santidad y al mismo tiempo perfecto en la gracia y la misericordia, que ha podido descender a toda la profundidad de la necesidad del hombre, su miseria y degradación, y allí mismo entrar en relación con él y hacerle salir de su triste condición y elevarle hasta la libre y plena comunión con Él mismo. Dios sabía lo que habíamos menester, y nos lo ha dado. ¡Bendito sea por ello Su Nombre!
Dios sabrá cumplir toda Su voluntad. La fe lo sabe, y en virtud de este conocimiento puede esperar el momento preciso de Dios, mientras que la naturaleza, capaz de esperar, queda reducida a procurar llegar a sus fines por los medios de su propia invención.
No hay gracia quizás que tanto nos falta como esperar con paciencia y depender del todo de Dios. La naturaleza se agita ya de un modo ya de otro, impidiendo así, tanto como le sea posible, la manifestación de la gracia y de la potencia divina.
De aquí que no hay posición más bendita que la del alma que con sencillez de una criatura vive del todo dependiente de Dios, perfectamente satisfecha de aguardar Su tiempo.
Cristo no buscó el cumplimiento de su propia voluntad, sino que se abandonó del todo a Dios.
Más ¡ay! Sabemos demasiado cómo el corazón se rebela contra tal dependencia y sumisión. Prefiere todo a este estado de espera paciente.
Luc 12:25  ¿Y quién de vosotros podrá con su afán añadir a su estatura un codo? 
Nada ganamos inquietándonos y formando planes y proyectos. Sólo excluimos con ello a Dios, lo que por cierto no es ganancia.
Finalmente en cuanto a Esaú, El apóstol le llama un profano que por una vianda vendió su primogenitura, y que más tarde deseando heredar la bendición, fue reprobado que no halló lugar de arrepentimiento aunque lo procuró con lágrimas. DE ESTO APRENDEMOS QUE UN PROFANO ES PERSONA QUE A LA VEZ QUIERE POSEER EL CIELO Y LA TIERRA Y DISFRUTAR DEL PRESENTE SIN PERDER EL DERECHO AL PORVENIR.
Todo mundano que profesa ser cristiano, cuya conciencia nunca ha experimentado los efectos de la verdad y cuyo corazón siempre ha quedado extraño a la influencia de la gracia, se halla en este caso, Y EL NÚMERO DE ELLOS ES GRANDE. 
C.H.MACKINTOSH.
2Ti 4:3  Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina; antes, teniendo las orejas sarnosas, se amontonarán maestros que les hablan conforme a sus concupiscencias, 
2Ti 4:4  y así apartarán de la verdad el oído...

(Por gentileza de Rafael Restrepo)

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