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Primera Corintios 10 (2) - ALIMENTO ESPIRITUAL, Dr. S. E. Jones


18 de mayo de 2017



Pablo dice en 1 Corintios 10:3 que los israelitas todos comieron el mismo alimento espiritual. Esto fue, por supuesto, una referencia al maná y las codornices, que Dios proveyó para ellos durante su viaje por el desierto. Este alimento se proporcionó por primera vez un mes después que salieron de Egipto, cuando las personas se quedaron sin comida y se quejaron a Moisés y Aarón.


Revelación del Momento
La fecha de esta disposición se da en Éxodo 16:1,

1 Luego que partieron de Elim toda la congregación de los hijos de Israel, vinieron al desierto de Sin, que está entre Elim y Sinaí, a los quince días del segundo mes después de su salida de la tierra de Egipto.

Israel había comenzado su viaje en el decimoquinto día del primer mes, es decir, en la Pascua. Al parecer, les tomó un mes quedarse sin alimentos. Un año más tarde, la importancia de esta fecha se hizo evidente, ya que se conoce como la segunda Pascua. Números 9:10,11 dice:

10 Habla a los hijos de Israel y diles: “Si alguno de vosotros o de vuestros descendientes está impuro a causa de una persona muerta, o está en un viaje lejano, puede, sin embargo, observar la pascua a Yahweh. 11 En el mes segundo, a los catorce días en el crepúsculo, deberán observarla; la comerán con pan sin levadura y hierbas amargas”.

El decimocuarto día era el día de preparación para la Pascua, cuando mataban los corderos entre el mediodía y el atardecer (“crepúsculo”). El día XV, o el mismo día de la Pascua, empezaba en el ocaso, tanto en el primer como en el segundo mes. Cada mandamiento de la ceremonia de la Pascua regular se trasladaba a la del segundo mes, porque Números 9:12 dice, de acuerdo a todos los estatutos de la Pascua la observaréis. Por otra parte, debían celebrar la fiesta, que duraba un total de siete días (Éxodo 12:15), con pan sin levadura (Números 9:11).

Tenemos un ejemplo real de esta segunda Pascua observándose en una gran forma, durante muchos años más tarde, Ezequías celebró esta fiesta en 2 Crónicas 30:15 y 21,

15 Entonces mataron los corderos de la Pascua a los catorce días del segundo mes … 21 Y los hijos de Israel en Jerusalén celebraron la fiesta de los panes sin levadura por siete días con gran alegría …

De hecho, disfrutaron de la celebración tanto que decidieron mantener una doble fiesta, catorce días en total. 2 Crónicas 30:23 dice:

23 Entonces toda la asamblea decidió celebrar la fiesta otros siete días, por lo que la celebraron otros siete días con alegría.

Esto nos recuerda a una época anterior, cuando Salomón dedicó el templo en Jerusalén en la Fiesta de las Cabañas. Pasaron tan buen momento que decidieron hacerlo de nuevo y extender la fiesta durante siete días y siete días más, por catorce días (1 Reyes 8:65). En ambos casos, las personas fueron más allá de la orden de la Ley, pero ciertamente Dios se agradó de su alegría. Sin duda estas dobles fiestas resultarán ser proféticas también.


Codornices y maná
Como hemos visto antes, en Éxodo 16, las personas se quejaron de la falta de alimentos en el día quince del segundo mes. Así leemos la respuesta de Dios en Éxodo 16:4,5,

4 Y Yahweh dijo a Moisés: He aquí yo os haré llover pan del cielo; y el pueblo saldrá, y recogerá diariamente la porción de un día, para que yo lo pruebe si anda en mi ley, o no. 5 Mas en el sexto día prepararán para guardar el doble de lo que suelen recoger cada día.

Las personas fueron alimentadas con una ración diaria, pero no debían reunir más maná de lo que podían comer en un solo día, a excepción del sexto día, cuando debían reunir suficiente para dos días, debido a que no se les daría el maná en el séptimo día (Éxodo 16:22,26). En la mente de Dios, era muy importante que las personas siguieran esta instrucción y disciplina. Se suponía que iban a recoger una única porción de cada día “para que yo lo pruebe si anda en mi ley.

¿Cómo surgió esta instrucción de “probarles”? Leemos más tarde que algunos de ellos no podían seguir, incluso esta simple instrucción, porque Éxodo 16:20 dice,

20 Mas ellos no obedecieron a Moisés, sino que algunos dejaron de ello para otro día, y crió gusanos, y hedió; y se enojó contra ellos Moisés.

En otras palabras, reunieron demasiado maná, por lo que sobró para el día siguiente. Sin duda, esto exhibió su falta de fe, pensando que Dios no les proporcionaría al día siguiente. La lección para nosotros es que Dios ofrece Su Palabra (la revelación) a nosotros de acuerdo a nuestra necesidad diaria, y no debemos preocuparnos por la parte de mañana. Hay un tiempo para cada revelación, y Dios es fiel para alimentarnos con lo que necesitamos cada día.

Del mismo modo, algunas de las personas reunieron una sola porción en el sexto día, pensando que iban a ser alimentados en el séptimo día al igual que todos los otros días. Éxodo 16:27-29 dice,

27 Y aconteció que algunos del pueblo salieron en el séptimo día a recoger, y no hallaron. 28 Y Yahweh dijo a Moisés: ¿Hasta cuándo no querréis guardar mis mandamientos y mis leyes? 29 Mirad que Yahweh os dio el día de sábado, y por eso en el sexto día os da pan para dos días. Estese, pues, cada uno en su lugar, y nadie salga de él en el séptimo día.

La lección para nosotros hoy en día es que no deberíamos ser atrapados en la mentalidad de ir al culto en el séptimo día a recoger el maná de la Palabra de Dios. Muchos hoy en día reúnen maná durante la semana, pero esperan que serán alimentados en el séptimo día, cuando no se da el maná. Deberían estar recibiendo su maná diario, y en el sexto día deberían tener una porción extra para llevar con ellos al culto, para que puedan compartir su revelación con otros en una comida espiritual tipo olla de la suerte.

Este era el plan original de Dios, y esta es la verdadera prueba de la obediencia a las instrucciones de Dios. Parece que la Iglesia en la Edad de Pentecostés ha tenido tanta dificultad para mantener esta instrucción como la Iglesia en la Edad de Pascua bajo Moisés. De hecho, durante muchos siglos, a las personas se les prohibía obtener su propio maná durante la semana, por lo cual fueron instruidos para recibirlo sólo a través de un sacerdote cuando llegaran al culto. Por lo tanto, se convirtió en una tradición que la gente tenía que ir al culto en el séptimo día para obtener el maná, pero esto era contrario a la instrucción de Dios.

Muchos cristianos, por lo tanto, no reciben el maná durante la semana, e (irónicamente) cuando van al culto en su séptimo día, se les da muy poco maná en el séptimo día. ¿Por qué? Debido a que el séptimo día no estaba destinado a ser un día para dispensar el maná. Por lo tanto, la iglesia se involucra en la alabanza y adoración y/o en tomar sacramentos, incluyendo la comunión, pero muy pocos son alimentados con la Palabra de Dios. La iglesia está escasa de la Palabra, y muchos ni siquiera se dan cuenta, debido a que su práctica se ha vuelto “normal”.


La Palabra Viva
El apóstol expone el ejemplo de Israel en el contexto de cómo “de la mayoría de ellos Dios no se agradó (1 Corintios 10:5). El maná representaba al mismo Cristo, la Palabra viva, porque Jesús dijo en Juan 6:48-51,

48 Yo soy el pan de vida. 49 Vuestros padres comieron el maná en el desierto, y murieron. 50 Este es el pan que desciende del cielo, para que el que coma de él no muera. 51 Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; si alguno come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo también daré por la vida del mundo es mi carne.

Los israelitas en el desierto tenían dificultad para seguir las instrucciones de Dios acerca de cuándo recoger maná; pero también se cansaron de él y mostraron su descontento después en Números 11:4-6,10,

4 Y la gente extranjera que se mezcló con ellos tenía un deseo insaciable; y también los hijos de Israel volvieron a llorar y dijeron: “¿Quién nos diera carne para comer? 5 Nos acordamos del pescado que comíamos gratis en Egipto, de los pepinos y los melones, los puerros, las cebollas y el ajo, 6 pero ahora nuestra alma se seca, pues no hay nada en absoluto delante de nuestros ojos excepto este maná … 10 Y oyó Moisés al pueblo, que lloraba por sus familias, cada uno a la puerta de su tienda; y la ira del Yahweh se encendió en gran manera, y a Moisés también le pareció mal.

El profetizó de su rechazo de Jesucristo, porque si hubieran estado satisfechos con el maná, su fe en el Mesías habría sido construida, y habrían calificado para entrar en la Tierra Prometida como vencedores. Sin embargo, esta fue una prueba más en que la Iglesia en el Desierto fue descalificada.

Pablo entendió las Escrituras, por lo que prestó atención a su advertencia. No quería ser descalificado, ni tampoco quería que los creyentes de Corinto fueran ignorantes de estas cosas, para que ellos tampoco fueran descalificados.

La principal lección de 1 Corintios 10:3, aunque Pablo lo menciona sólo de pasada, es que debemos comer el “alimento espiritual” proporcionado para nosotros. Ya no comemos el maná literal, pues nos ha sido dado el cuerpo de Cristo para comer (por medio de oír la Palabra). Jesús dijo en Juan 6:54-58,

54 El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna [aionian]; y yo le resucitaré en el último día. 55 Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. 56 El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí, y yo en él. 57 El Padre que vive me ha enviado y yo vivo por el Padre; el que me come, él también vivirá por mí. 58 Este es el pan que ha bajado del cielo; no como el que vuestros padres comieron, y murieron; el que come de este pan, vivirá para siempre [eis ton aiona, “en la edad”].

Cuando Jesús habló de la “vida eterna”, no estaba hablando de la inmortalidad, sino de la vida en “La Edad”, es decir, en la Edad de los Tabernáculos. Esos vencedores que son levantados en la Primera Resurrección serán inmortales durante la Edad de mil años, antes de la Resurrección General de los muertos. Aquellos que realmente comen la carne de Cristo (como el maná en el desierto) son los que escuchan Su palabra y asimilan Su naturaleza. Estos están calificados como Caleb y Josué para recibir las promesas de Dios en la Edad venidera.


Pablo amplía sobre este tema más adelante en su carta, al comentar sobre la comunión.

Etiquetas: Serie Enseñanza
Categoría: Enseñanzas

Dr. Stephen Jones

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