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MADURANDO EN MADUREZ (3/3), Administrador






Emociones que necesitan ser sanadas y ceñidas

Mientras las heridas del pasado todavía ocupan un lugar muy presente en nuestras mentes; mientras las llagas aún supuran; mientras aún nos regodeamos contemplando y hurgando mucho en las heridas del pasado, mientras persisten los desequilibrios emocionales, no podemos tener la libertad de la plena madurez. Debemos abandonar las cantaletas de autoconmiseración por lo mucho que sufrimos ahora o en el pasado y reconocer que Dios no se equivoca y no hace acepción de personas.

Estos sube y baja, estos desequilibrios, nos lastran y nos impiden tener sanas relaciones con los demás. La vida en el espíritu es con vaselina la vida en la carne es con calzador. La fricción contra personas o circunstancias es síntoma de que no andamos todavía en perfecta armonía con el Creador y Su Creación. Resistir es señal de cierta inmadurez, someternos a la sabia soberanía de Dios eliminará muchos obstáculos en nuestras relaciones. No seamos tan ciegos como Balaam, que por resistir la voluntad de Dios vio su pie friccionado, apretado, contra el muro y luego le echaba las culpas al asna. ¡No tratemos a los demás como al asna de Balaam, cuando nosotros somos los culpables de los problemas! (Números 22:25).

Las personas quejumbrosas y depresivas no son una muy grata compañía y alejan a los demás. La depresión no es más que una resistencia o rebelión ante la realidad que Dios ha escogido para nosotros. Toda muerte es repelente y mientras haya zonas mortecinas en nosotros provocaremos rechazo y conflicto. Algunos tienen tal grado de muerte que hasta hieden. No es menos cierto que nuestro temperamento irascible rompe muchas relaciones y aleja a otros por temor de acercársenos. Recordemos que al llegar a un lugar lo primero que entra allí es nuestro espíritu y que eso captarán quienes estén allí. ¿Te das cuenta ahora del porqué de muchos de tus conflictos relacionales y de por qué no caes bien a muchos? No son los demás, ¡tú eres el culpable! No son ellos quienes te resisten, es Dios saliéndote al paso en tu obstinación y rebelión.

Dejemos pues de tratar de vivir en un pasado que ya se fue o de anticipar un futuro que aún no llegó, y sometámonos al ahora que es lo único que se nos da para vivir.


Flexibilidad y prioridades en el manejo de nuestras agendas

Nuestras agendas no han de ser inamovibles, sino que le pertenecen al Señor, y deben de estar a Su disposición, abiertas para que Él pueda introducir cambios cuando lo considere oportuno. Si no estamos dispuestos a variar nuestra rutina cuando sea necesario, ciertamente perderemos muchas bendiciones. A todos nos cuesta salir de la rutina cotidiana pero debemos ser flexibles para el Señor, sabiendo que en Su soberanía el controla las interrupciones y los cambios en nuestro programa. Esto no tiene por qué ir en detrimento de saber discernir cuando no debemos aceptar intromisiones que nos roben un tiempo que hemos sido llamados a redimir o aprovechar. Debemos saber priorizar y debemos saber ser flexibles, pues nada nos llega sin el previo consentimiento de Dios. También debemos ser serios en nuestros compromisos y ser puntuales para respetar el tiempo de los demás, que vale tanto a más que el nuestro.


Rezagos de religiosidad

Quienes todavía recién están acomodando sus retinas espirituales a la luz del amanecer del nuevo día o a punto de entrar en él, se muestran reacios a abandonar ciertas prácticas religiosas de Pentecostés. Ciertamente estas prácticas nos fueron muy útiles en la etapa anterior, pero nos estorban en la nueva Edad de Tabernáculos que estamos iniciando. Cuando es tiempo de que estemos en el Lugar Santísimo a la luz de la Shekiná (la gloria de la Presencia de Dios, Cristo formado en nosotros) y disfrutando del maná escondido (Cristo como rhema viviente) dentro del Arca (nuestro espíritu), la luz de la menorá y el maná externo (cultos, devocionales, lectura de la Biblia, y oraciones al estilo vocal y rutinario de Pentecostés, ayunos, etc.) que caía delante de nuestra tienda cada día, nos dejarán secos, indiferentes y hambrientos. Cuando la Inquisición ordenó retirar todos los libros perniciosos, según los inquisidores, coincidencialmente todos los que más amaba Teresa de Ávila, ella exclamó: “Jesús, desde ahora en adelante tú serás mi libro viviente”.

Este paso audaz de fe ciertamente es muy obstaculizado por el enemigo, que nos infunde temor y peligro para que no soltemos este tipo de oración, de vida religiosa, y por nuestra carnalidad, pues la carne está muy interesada en el halo de santidad que le procura la apariencia de piedad y por el envanecimiento de seguir pensando que su esfuerzo en este tipo de oración es la clave de sus éxitos. Hay quienes se sienten muy espirituales porque ayunan mucho, pero la realidad es que quien mucho ha de ayunar mucha carne le queda por sujetar. Sin embargo, en el Lugar Santísimo no queda nada para nosotros, para el yo, sino dejarle hacer a Él. De este modo de nada podremos jactarnos, salvo de la bondad de un Dios que nos da todas las cosas gratuitamente, por el puro amor y deleite de quien gusta de sustentar a Sus hijos amados. Ciertamente, en la nada encontramos el Todo, en el despojamiento la provisión, en el desasimiento el anclaje más fuerte, en la bendita inseguridad la plena tranquilidad. ¿No sustenta Dios a toda la Creación? ¿No alimenta a todos los animales y aves del campo? ¿No es Él quien viste de hermosura las plantas y las flores? ¿No tenía todo a su disposición Adán en el huerto del Edén? Es un salto al bendito vacío, donde encontraremos los brazos fuertes del Señor.

Puede que nos llamen herejes o apóstatas, pero correremos ese riesgo para que entiendan que no les va a pasar nada por abandonar la oración vocal, al menos parcialmente, por faltar a lectura diaria de la Palabra, pues a estas alturas se supone que debería estar encarnada en nuestros corazones, habiendo pasado ya de fuera a dentro. Claro está, a cambio tendremos la sintonía continua de quienes no necesitan buscar o entrar en Su Presencia, porque viven allí y de allí no salen y, por lo tanto, no necesitan volver a entrar. En esa sintonía ellos escucharán, cuando Él lo decida, Su voz y, mientras no la oigan sabrán que simplemente todo estará bien y podrán seguir con sus rutinas. La paz en sus corazones será el árbitro que les diga que todo va bien y, el gozo, la sonrisa de aprobación del Padre contemplándoles con deleite.

Permítannos dejarles unos enlaces sobre la suprema oración del silencio, mística, contemplativa, de quietud, el orar sin cesar, la invocación del Nombre, la práctica de la Presencia de Dios, la oración continua, o como la quieran llamar. Dijo un santo de Dios que cuando practicaba esta oración y no sentía nada; salía de allí como si nada hubiera ocurrido; pero que cuando se presentaba la ocasión a lo largo del día, se daba cuenta de que en aquellos momentos de SIMPLEMENTE ESTAR CON ÉL, el Padre le había dejado, sin que lo notara, algo en un bolsillo y cuando en el momento preciso metía su mano allí encontraba todo lo necesario para la ocasión. Esta vida de oración no precisa de un lugar o tiempo específico, pues consiste en vivir en Su Presencia, conectados permanentemente a la Fuente de Vida y sorbiendo siempre que necesitemos más. Cuando uno usa un perfume acaba habituándose a él y deja de notarlo, pero sabe que de todos modos está ahí. Igualmente cuando vivimos en el Santísimo sabemos que andamos en Su Presencia aunque no Le sintamos, salvo que Él quiera manifestarse de alguna manera a Su discreción. Simplemente vivimos por fe y no por sentimientos. Les recomendamos este enlace sobre como se bebe del Agua de Vida.


Al pie de este artículo verán varias etiquetas sobre este tipo de oración. Les invitamos a seguirlas para aprender y avanzar más sobre esta oración.

Debemos igualmente darnos cuenta que quien tiene Su Presencia y vive en Él no necesita emplear la jerga religiosa, los “Dios te bendiga” a toda hora, los “Dios me dijo”, etc. etc.; jerga religiosa tan odiosa para los incrédulos y de la que huyen como de una pulmonía. Los que moran en la Tierra Prometida se muestran tal como son, como personas naturales y normales, que por no estar saturados de piedad afectada pueden sintonizar con cualquiera cuando les llegua el momento y presentar defensa con mansedumbre y reverencia de la esperanza que hay en ellos (1 Pedro 3:15) (Véase nuestro artículo, “Evangelización Vía 'Satélite'”). Simplemente son sal y sin siquiera tener que hablar provocan sed; algo así como la impresión que Eliseo causaba en la mujer de Sunem (2 Reyes 4:9), quien sin conocerle de nada algo notó en él algo que la movió a invitarle a su casa y bendecirle. Recordemos que no somos nosotros sino el “perfume” que llevamos puesto.

Que no le dé pena saltarse uno, dos o tres o … devocionales si la agenda de Dios, ¡que incluye interrupciones e inoportunidades!, lo requiere y siga luego con las tareas, haciendo lo que pueda en el tiempo que le quede, sin afanarse. ¡Dios controla su agenda! ¿O no? Deje pues su rigidez, su inflexibilidad y recuerde más bien que el Señor conoce de que pie cojea y que lo que pretende con eso es abortar sus propios planes con cosas naturales que Él quiere que hagamos, que a veces son lo más espiritual, e interrupciones para sacarle de su tendencia a la “espiritualidad” mal entendida y para que se relaje. Deje de orar y leer la Palabra programáticamente, al menos hasta que se desenganche de su religiosidad y que su vida entera, devocionales si cuadra incluidos, puesta en el altar a Su disposición sea una oración perpetua. Simplemente ande delante de Él y sea perfecto (Génesis 17:1).


Hacer lo correcto sin retraernos por intimidación

Aún Pedro y Bernabé, apóstoles y ciertamente cristianos con un alto grado de madurez, se retrajeron de hacer lo correcto por temor de otros líderes judaizantes de la Edad antigua de la Pascua (Gálatas 2:12). A veces estamos siguiendo algo nuevo que nos parece lo correcto delante de Dios, pero cuando algunos hermanos lo critican tenemos la tendencia a abandonarlo, en lugar de permanecer pegados a la nueva verdad descubierta, al vino nuevo, a las revelaciones de la Nueva Edad. Pablo estaba predicando lo correcto, Pedro y Bernabé le secundaban, pero ante la presión de los judaizantes, que se negaban a recibir el vino nuevo, se echaron hacia atrás. Ciertamente eso es un indicador de que debemos crecer un poco más, para seguir libremente a la Cabeza sin dejarnos coaccionar.


Patinar, corregir y avanzar

Sí, Dios es maravilloso y a veces nos deja errar o patinar o incluso “nos pone una pequeña zancadilla”. Ordena las circunstancias haciéndonos tropezar para exponernos, y así podernos mostrar lo que nosotros no vemos, pero Él sabe que está ahí. Caemos y somos expuestos. Cuando seamos expuestos deberemos decidir si nos haremos los locos, como que no pasó nada, o si le diremos: “tienes razón Señor eso que señalas con Tu dedo está ahí y es bien feo; necesito dejarte obrar aquí para poder vencer y crecer. Gracias Padre por no dejarme seguir adelante con esto. No rebajes tu listón, sólo dame tiempo y yo me someteré a Tus demandas”.

Deberemos hacer un replay completo de los hechos desde el origen, con objetividad y decirle al Señor que nos muestre las causas, las malas prácticas o actitudes, los patrones errados de pensamiento o comportamiento; las fortalezas mentales que aún han de ser derribadas, y sustituir esas formas erróneas de pensar y de proceder por los patrones bíblicos adecuados. Elegiremos un texto que el Señor nos dé que se oponga, golpee hasta derribar esa fortaleza, ese patrón de pensamiento erróneo, hasta que la Palabra consiga su efecto. Usar versículos como píldoras medicinales siempre da buen resultado.

Casi siempre hay un desfase temporal entre cuando somo expuestos por la luz y el momento en que esa luz se encarna en nuestra vida por experiencia. La luz normalmente mata el germen pero la herida necesita ser restañada. Si ve ese desfase en otros, entre lo que dicen y lo que realmente viven de lo que dicen, puede que no estén siendo hipócritas y sólo estén en su tiempo de ajuste; así que perdóneles y deles tiempo de gracia para ajustarse a sus propios estándares.


Arreglando cuentas

Dijo Jesús: quitad la piedra. Marta, la hermana del que había muerto, le dijo: Señor, hiede ya, porque es de cuatro días.

Todo tiene su tiempo y a veces llega el tiempo de hablar, aclarar y ajustar cuentas con el hermano. Es mejor hablar que seguir un amor fraternal fingido, cuando estamos dolidos por algo que nos hicieron o nos dijeron.

Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu, para el amor fraternal no fingido, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro;

Cuando el tropiezo ha dañado una relación aún hasta el punto de que hieda porque ha pasado mucho tiempo, siempre hay solución. Para resucitar esa relación que nuestro exabrupto dañó deberemos primero quitar la piedra; es decir, restituir. Restituiremos reconociendo y confesando nuestro traspiés y pidiendo perdón. Con esto el “muerto” saldrá de la cueva … y la comunión será restablecida y, lejos de menoscabada, reforzada.

sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo,
antes exhortaos los unos a los otros cada día, entre tanto que se dice: Hoy; para que ninguno de vosotros se endurezca por el engaño del pecado.


Proyección

Los niños y jóvenes en el Señor deben superar la tendencia a la proyección. Nuestros hermanos suelen ser como espejos en los que nos vemos reflejados. La falta de discernimiento maduro para conocernos y conocer los espíritus de los demás, nos lleva a errar achacando a los demás los defectos o cosas que sólo están en nosotros mismos. Atribuimos a los demás aquello que no nos gusta de nosotros mismos y somos incapaces de ver. Aquí cabría hablar del tan manido asunto de la paja en el ojo ajeno y la viga en el propio o lo del dicho, “médico sánate primero a ti mismo”.


Idolatría del corazón y resistencia a lo nuevo

Es cierto que no podemos recibir la revelación clara de la Nueva Edad, que ha de ser entendida a la luz de la shekiná, con la luz mucho menos penetrante de la menorá de la Edad Vieja. No es menos cierto también, que aún habiendo cruzado manifestaremos resistencia a esa potente luz nueva, que inicialmente nos ciega por su gran resplandor y a la que deberemos ir aclimatándonos (Véase el artículo de Oswald Chambers: “Luz Cegadora que Todavía no se Puede Sobrellevar”).

Está resistencia viene en gran parte por nuestra idolatría de corazón, por nuestro apego a doctrinas y/o “revelaciones” antiguas erradas o parciales. Deberemos orar y recordar que somos llamados a examinarlo todo y retener lo bueno y a entresacar lo precioso de lo vil y lo importante de lo accesorio; pero una vez contemplada una nueva verdad no debemos convertirnos a ellos de nuevo volviendo atrás, por causa de la intimidación de los que se niegan a avanzar recibiendo esa verdad, como Jeremías tal vez quiso hacer debido a su fracaso en ser escuchado, sino estar firmes y esperar que ellos se conviertan a nosotros (Jeremías 15:19).

En el paso de Pentecostés a Tabernáculos hay muchas cosas que nosotros tuvimos que descubrir y corregir con temor y temblor. Al respecto les invitamos a leer nuestro artículo “Experiencia de Traducción de la Obra del Dr. Stephen E. Jones”.


Concluyendo
No hemos pretendido escribir un gran libro ni en ninguna manera agotar un tema tan extenso como el de la madurez o paternidad. Simplemente les hemos trasladado algunas de las experiencias que nosotros hemos enfrentado o enfrentamos al respecto.

Quiera Dios que todos hallemos de Su gracia y de Su luz para continuar creciendo en madurez y en paternidad delante de Dios y de los hombres (Lucas 2:52).

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