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ACAMPADOS EN GILGAL POR LA FUERZA DE LA GRACIA (Testimonio), Mensaje de Paz



Efectivamente, estamos gozando del favor inmerecido de nuestro Señor, sus misericordias se renuevan de mañana a mañana y es un bálsamo para nuestra alma saber que mañana su misericordia es nueva, y que siempre, como buen Padre que es, espera para tener compasión de nosotros, recordando que somos polvo, soplo que va y no vuelve.

A la mayoría de hermanos con los que Dios, en Su soberanía y sabiduría, nos ha congregado en estos últimos diez (10) años, poco más o menos, hemos entrado en unos tratos, en un curso, en una escuela, aproximadamente desde que aparecieron las lunas rojas o eclipses (2014-2015) hasta el presente. 

Este curso podría tratar de explicarlo como un curso intensivo, algo que si bien antes lo sentíamos y veíamos en nuestras vidas, no era tan intenso; había temporadas, intervalos, en los que casi se podía obrar a discreción, cuando uno quisiera voluntariamente, cuando uno escogiera selectivamente, etc.; pero de dos o tres años hacia acá no ha habido escapatoria; entramos en un curso intensivo que atenta contra nuestra "normal" manera de vivir, contra la cotidianidad de nuestra existencia. 

A cada uno de nosotros nos ha tocado el Señor nuestro en el encaje de nuestro muslo y descoyuntado, como a Jacob en Peniel, para que NUNCA más volvamos a caminar de la manera que lo veníamos haciendo. A la gran mayoría de nosotros nos ha cerrado el sustento y la provisión económica a través de la manera en que veníamos consiguiéndola; es decir, por nuestros méritos, por fuerza propia, por nuestras habilidades, por nuestros contactos, por nuestros títulos universitarios o por cualquier otro logro nacido del sistema babilónico. Y nos ha encerrado en un doloroso y angustioso esperar día a día, Su provisión, Su sustento. Esto no es sólo en lo económico, aunque lo resalto para expresar que era una fortaleza en nuestras vidas y por eso Dios en Su amor tocó la fuente de nuestro sustento para llamar nuestra atención y así corregir, no sólo esa, sino todas las áreas de nuestras vidas. 

Hemos aprendido en este desierto, en estos tratos, lo mal criados que veníamos del Sistema, lo acostumbrados a usar a Dios y las cosas del Señor para nuestro provecho, para escudarnos y escondernos detrás del "activismo", del hacer "cosas espirituales" sin estar absolutamente seguros de que fuera el tiempo de Dios y la perfecta voluntad de Él. Hemos aprendido lo voluntariosos que somos, lo fuerte que es nuestro yo, queriendo hacer nuestra propia y egoísta voluntad, pero disfrazándola de la voluntad de Dios, justificando cada paso con las Escrituras y ajustándolo para que parezca la voluntad de Dios. 

Pero el Señor se ha encargado de desmantelar la mentira y, a través de estos tratos dolorosos, estamos aprendiendo a sujetarnos a Él, a esperar para cada paso, para cada iniciativa, para cada idea, para cada sueño, por más que sean "cristianos" o que parezcan ser bíblicos, ahora tememos dar el paso hasta no estar absolutamente confirmados y en paz. Han sido muchos los proyectos e iniciativas abortados, donde Dios nos ha mostrado la mentira, la hipocresía, la falsedad, que se escondían detrás, pues las intenciones de nuestro corazón no eran rectas; no se hacía la voluntad de Dios, sino la nuestra; no era obedecer, sino tratar de sobresalir, de buscar la gloria propia; no era esperar en Él, sino obrar para llenar un tiempo y figurar, aparecer como cristianos. 

Toda esta máscara se ha estado cayendo lentamente y con mucho dolor para nuestro ego, con mucho fuego enviado por Dios para deshacer la mentira de nuestros corazones y afirmarnos en la verdad que es Él. 

Queridos hermanos, es una hora de mucha seriedad en nuestro caminar, como si Dios antes nos hubiera dejado hacer, jugar, estar ociosos, fallar, errar el blanco; pero de este tiempo señalado acá las cosas han sido diferentes, pidiéndonos el Señor estrecha cuenta, estando Sus ojos y Su mano encima de nosotros en un entrenamiento intensivo, para aprender a no hacer nuestra voluntad, sino sólo la de Él, permitiendo que caiga nuestro andamiaje, nuestros sueños, el edificio que construimos con nuestra astucia, con nuestra mano, con nuestro esfuerzo y que es orgullo nuestro, que es gloria nuestra. 

Ahora volvemos la mirada atrás y nos avergonzamos de haber estado caminando de esa manera, tan desatendidos del corazón y de la voluntad del Padre. Este tiempo ha sido de retraer nuestros pies, de hacer nuestra propia voluntad, de NO poder caminar nuestros caminos, ni hablar nuestras propias palabras, ni buscar lo propio.

Así que cada uno de nosotros hemos estado pasando por una adolorida y angustiosa situación donde perdemos nuestra vida como la conocíamos y hemos entrado en una serie de restricciones, de ajustes, de limitaciones que redundan para gloria de Dios. Sentimos profunda paz, sabemos que estamos caminando con el arnés del Señor, y por eso muchas veces Dios manda callar a algún hermano, a que guarde absoluto silencio, a que cese todo aquello que estaba haciendo "para Dios". 

Y sabemos que todo esto ayuda para bien a los que aman al Señor y los demás entendemos que es el Señor quien pastorea, quien dirige, quien señorea, quien hace como a Él le place y por eso estamos agradecidos y llenos de gozo en el fondo de nuestro corazón. 

Recuerden que siempre estos mensajes los reenvío al hermano Mauricio y a otros hermanos que están atentos por ustedes y van con copia a ellos.

Un abrazo cálido y seguimos en contacto por este medio, pero ante todo en el Espíritu del Señor Jesucristo.


Anónimo del Ministerio Mensaje de Paz, www.mensajedepaz.net



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